Sostenibilidad

A pesar de ser una tecnología emergente que se enfrenta a diversos desafíos tecnológicos, las compañías ya se dedican a convertir esta solución en un medio de descarbonización para el transporte pesado y marítimo.

Aunque se encuentra en una fase inicial, el amoniaco está despertando un gran interés debido a su potencial como combustible sostenible. Al no contener carbono en su composición, su combustión no emite CO2, uno de los principales gases de efecto invernadero.

Este proceso de transición implicará inversiones significativas para modernizar las flotas y establecer la infraestructura requerida para la producción y distribución de estos nuevos combustibles. Sin embargo, el uso del amoniaco como combustible se enfrenta a varios obstáculos:

 

➮ En primer lugar, es necesario asegurar la disponibilidad del amoniaco, ya que actualmente el 80% de su producción mundial se destina a fines fertilizantes. Se prevé que será necesario duplicar o incluso triplicar la producción para satisfacer la demanda del transporte pesado y la flota global.

 

➮ La principal barrera es la regulación, ya que la toxicidad del amoniaco puede presentarse no solo durante el funcionamiento del motor, sino también en el almacenamiento, repostaje y mantenimiento del combustible. Será necesario contar con detectores y equipos de protección especiales.

Además, el amoniaco es corrosivo y no puede entrar en contacto con materiales como el cobre, el bronce y otros utilizados en las juntas de tuberías. Esto requerirá cambiar dichos materiales. Si su uso se expande a barcos y camiones, aumentaría el número de personas que trabajan con amoniaco, lo que incrementaría la probabilidad de problemas.

 

➮ Otro gran desafío se encuentra en su fabricación. Actualmente, el amoniaco se produce a partir de combustibles fósiles, pero se está investigando cómo generar amoniaco verde a partir de fuentes renovables, para asegurar que sea verdaderamente sostenible y libre de carbono. Para lograrlo, se utilizará energía renovable para obtener la electricidad necesaria en la generación de hidrógeno mediante la electrólisis del agua y la captación de nitrógeno de la atmósfera.

 

➮ La combustión del amoniaco ocurre a una temperatura mucho más alta que otros combustibles, alcanzando los 630°C en comparación con los 210°C del gasóleo, lo que lo convierte en un combustible de combustión más lenta. Por lo tanto, el transporte marítimo es el medio más adecuado, especialmente para los grandes buques de carga, cuyos motores funcionan a velocidades mucho más bajas que los de los camiones, lo que permite al amoniaco tener el tiempo suficiente para quemarse correctamente.

 

➮ Otro aspecto importante que se está investigando es el control de las emisiones. La combustión del amoniaco puede generar óxidos de nitrógeno, especialmente óxido nitroso, que es un gas de efecto invernadero 300 veces más potente que el CO2. Se está considerando la posibilidad de quemar el amoniaco en condiciones y configuraciones adecuadas de la cámara de combustión para reducir los óxidos de nitrógeno mediante el propio amoniaco. También se están estudiando pequeñas cantidades de aditivos para reducir la temperatura de ignición del amoniaco y equipararla a la del gasóleo.

 

En España, también se están tomando medidas para impulsar la fabricación de este compuesto a partir de fuentes renovables, con planes en diferentes ciudades como Ciudad Real, Huelva, Sevilla, entre otras.

 

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