En la actualidad, la creciente demanda de los consumidores por servicios respetuosos con el medio ambiente, combinada con el endurecimiento de las normativas ambientales, impulsa a las empresas a buscar nuevas vías para adoptar la responsabilidad social corporativa. En este escenario, la última milla emerge como el terreno ideal para transformar radicalmente el impacto medioambiental de las operaciones logísticas.
- Entregas ecológicas que transforman ciudades:
Abrazar la sostenibilidad en la última milla ha desencadenado un renovado interés en las entregas a pie y en transporte público en varios países. Estas prácticas no solo fomentan la economía colaborativa, sino que también eliminan por completo las emisiones de CO2. Más allá de los vehículos a base de combustibles fósiles, existen múltiples alternativas para las entregas, como los camiones de baja emisión o vehículos eléctricos. La transición hacia flotas de entrega eléctricas contribuye significativamente a la reducción de la contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Estrategias para el ahorro de combustible:
El caos del transporte en ciudades bulliciosas no solo afecta a los peatones, sino también a las empresas de logística. Evitar rutas congestionadas, planificar entregas nocturnas y cargar camiones de manera inteligente para priorizar los pedidos más pesados al principio son solo algunas estrategias efectivas. Todo esto, respaldado con una planificación de rutas eficiente, puede revolucionar los trayectos logísticos en áreas específicas.
- Packaging para un planeta sostenible:
Enfrentando el exceso de residuos y la contaminación, los envases ecológicos se presentan como una solución crucial. Mientras que el plástico tiene una vida útil mínima, los envases compostables están diseñados para ser reutilizados. Fomentar la sostenibilidad también implica motivar a los clientes a reutilizar y reciclar los envases, marcando así una gran diferencia medioambiental.
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